Lo bueno, lo malo y lo feo de Johnny Araya

Juicio Bloguero

Lo bueno

La sabiduría popular nos lo viene diciendo desde siempre: es mejor viejo conocido que nuevo por conocer. Esa, sin más, es toda la defensa que Johnny Araya necesita. El PLN no es una sorpresa; él mismo no es una sorpresa. Lo contrario: es una garantía.

Johnny Araya no matará la Caja Costarricense del Seguro Social. Araya dijo a La Nación que será “prioridad de prioridades” rescatarla de su crisis y eso quiere decir que, cuando menos, lo intentará.

Johnny Araya tiene un plan de gobierno colmado de ayudas sociales –becas, subsidios, la creación de oportunidades de trabajo, el reforzamiento de la educación técnica– y eso quiere decir que, como mínimo, no nos vamos a hacer mucho más pobres.

Tal como lo ha dejado en claro otro postulante a la presidencia de la república, hablar de Araya es hablar del candidato de los mismos de siempre, epíteto que el propio liberacionista se enorgullece de cargar, cobijado en las glorias pretéritas conseguidas por su partido.

Incluso, el candidato verdiblanco aceptó que Liberación Nacional ha cometido yerros en años anteriores y eso quiere decir que estamos ante un hombre capaz de aceptar sus equivocaciones, las cuales –si nos basamos en los últimos gobiernos de ese mismo partido– podemos esperar en abundancia.

Lo bueno de Johnny Araya es ser la medicina que ya conocemos para una enfermedad que nos agobia.

Que la enfermedad la haya causado la propia medicina… bueno, eso es un tema distinto.

Danny Brenes

@danny_brenes vive en concubinato escandaloso con botellas de Coca Cola y libros de Roberto Bolaño; sus novelas han sido leídas por dos personas y recibieron críticas divididas. Es columnista en 89decibeles y redactor en la revista Su Casa.

Lo malo

Poco malo se puede decir del responsable de la transformación positiva más exitosa que se ha visto en una ciudad latinoamericana, que inclusive ha sido reconocida entre las cinco ciudades más adorables del mundo, por un medio inglés de altos estándares éticos que jamás podría ser influenciado pecuniariamente. El legado de Johnny Araya para los costarricenses es el de una ciudad tan atractiva y segura que nos cuesta dejarla para irnos a las playas.

Difícil encontrar algo malo en las acciones de Johnny, pero dado que estoy obligado a buscar los pelos en la sopa paraojoalvoto.com, les presento "Lo Malo de Johnny Araya".

A Johnny Araya se le puede acusar de todo menos de no tener ideas y esta ha sido uno de los elementos distintivos en su gestión en la Municipalidad de San José de la cual él dice sentirse muy orgulloso.

El candidato en su programa de gobierno pretende eliminar el requisito de bachillerato para algunos, lo cual por ninguna razón bajará la calidad de la educación y tampoco generará una población menos educada que después será la encargada de elegir próximos gobiernos.

Lo malo de Johnny Araya no es que pase alertando sobre los vínculos de Villalta con Venezuela, lo horrible es que haya viajado a República Dominicana a reunirse con banqueros venezolanos que podrían estar interesados en temas del gas natural y nuestro país. Estoy seguro que no hay posibilidades de un proyecto que atente contra nuestro medio ambiente, ni tampoco de una colaboración económica a su campaña. No hay que ser mal pensados.

Sobre su labor como Alcalde, es innegable que los indigentes en San José han sido históricamente un problema para la capital, por lo cual Johnny Araya presentó el Proyecto Centro Dormitorio para asear, recrear y alimentar a 1500 indigentes de la capital. Dicho proyecto se combinó con 20 cruzadas de fe para facilitar su rehabilitación. Lastimosamente en vez de reducir la cantidad de indigentes lo ha incrementado, ya que ahora son 2600 y contando.

La repoblación de la capital ha sido otro de sus proyectos fallidos, ya que en el año 2000 vivían en San José 310.000 personas y para el 2011 eran solo 288.000. El fracaso puede deberse a que enfocó sus esfuerzos en condominios nuevos que costaban cada uno 60 millones de colones, en vez de buscar soluciones para la población de más bajos recursos con necesidades de trabajar en la capital.

Con el fin de embellecer la capital y traer prosperidad a los comerciantes decidió construir el Barrio Chino, el cual en papel parecía una excelente idea, pero el producto final sólo trajo crisis económica entre los comerciantes. El Barrio Chino carece de riqueza en atractivos gastronómicos y culturales de la nación asiática, por lo cual existe poco estímulo para visitarlo. Adicionalmente, se le cortó el flujo dtranseúnteses al eliminar importantes paradas de buses a sus alrededores. En combinación con los desastrosos domos que fueron demolidos al poco tiempo, el Barrio Chino parece estar diseñado para fracasar. La experiencia de Johnny en el también fracasado Mercado de la Vaca ayudó a que el resultado fuese el mismo. Sin duda la experiencia es un elemento importante a tomar en cuenta en un candidato presidencial.

Del Barrio Chino podemos aprender que la ausencia de Johnny ayudó a la mejora de los problemas provocados en su administración:

Tras la salida -de la silla municipal- del ahora exalcalde y candidato presidencial del partido Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya, se han disipado todas las trabas e inician las primeras acciones que les ayudarían a resolver la problemática comercial en este paso capitalino” vía crhoy.com.

Al parecer en un Gobierno de Johnny si se apunta en una dirección, los resultados van a salir en la dirección opuesta . ¡Que nos agarren confesados!

José Medrano

 @H3dicho es abogado y Consultor en Nuevas Tecnologías y coordinador de la plataforma de blogs Ticoblogger. Hoy día el sitio recibe 350 mil visitas al mes.

Lo feo

Al tratar de enumerar lo “feo” de Johnny Araya uno podría pensar que bastaría hacer una lista y recolectar, uno a uno, los diversos “posts” que se acumulan en Facebook a unos días de las elecciones. La mala reputación del ex-alcalde bastaría para llenar un par de páginas a espacio simple y este humilde artículo quedaría allí.

Sin embargo, la cosa no es tan sencilla.

Para hablar de lo “feo” de Johnny Araya hay que reflexionar sobre lo que podría haber sido lo “bueno” de este muchacho. Recordemos que Johnny viene de una familia palmareña, fuertemente anclada y compenetrada con Liberación Nacional. Su padre, Fabio Araya fue diputado por Liberación. Además, Johnny es sobrino del último integrante vivo de la Constituyente – don Luis Alberto Monge- (con el “don” que usa mi abuelito) Esto lo liga, sin duda, a ese pasado mítico que Liberación Nacional ha establecido en el inconsciente colectivo de los ticos. Mitología que demuestra su fuerza aún hoy, cuando el Partido se lanza a salvar a Costa Rica del “peligro rojo” del comunismo. Mitología que se alimenta también de esa substancia etérea, difícilmente definida, conocida bajo el nombre de “social-democracia”. Substancia que el pueblo de Costa Rica asocia con el avance social, el ICE, el IMAS y la nacionalización del crédito...

Pero Johnny no es un sobrino más en esta extensa familia. Johnny es hermano de un intelectual con cierto prestigio en algunos círculos académicos, como lo es Rolando. Para algunos, algo así como un Luis Guillermo Solís antes de cruzar de acera...Rolando fue presidente de la Internacional Socialista en su momento, llegó incluso a ser una amenaza de cambio dentro del propio Liberación, hasta que sus compañeros de Partido le aplicaron la “narco-fumigación” para sacarlo de órbita.

Por este camino, si uno escucha a losenemigos íntimos del ex-alcalde, por ejemplo a Kevin Casas (de triste memoria), podría suponer que – a fin de cuentas- Johnny no es tan malo. El odio visceral del arismo que se manifiesta como una mirada prepotente contra este pueblerino que ama los topes y quizás también, como su hermano,los gallos de pelea, podría indicarnos que Johnny es, en efecto, el llamado a salvar la parte decente de Liberación. Esa que alguna vez tuvo entre sus intereses proteger la agricultura nacional y promover las cooperativas.

El esfuerzo memorístico nos lleva también a evocar el pasado militante de Johnny. De la mano de su hermano Fabio, el hoy candidato fueun militante importante del desaparecido Movimiento Revolucionario del Pueblo. Según parece, él era el encargado de las relaciones internacionales de la organización con las guerrillas centroamericanas, así como el responsable de la juventud del movimiento. Gracias a esa militancia, y bajo la bandera de Pueblo Unido, Johnny llegó de regidor a la alcaldía de San José. Quizás queda por ahí una legítima preocupación por lo social y la intención de un cambio de rumbo que afecte directamente a las mentes brillantes del PLN, aquellas que se formaron en Inglaterra o que escriben desde Washington y no se les ocurre escuchar,Galopando, los domingos, a las 8 am, por 101.5 fm. Tal vez – sólo tal vez- existe una verdadera voluntad de cambiar el rumbo de los últimos 20 años.

Así que lo feo de Johnny no es pasar del entrenamiento en la Habana a la farándula de Chepe. Lo feo de Johnny no es pasar de la lucha armada socialista al olvido de lo que cuesta un kilo de arroz o una caja de leche. Lo feo de Johnny no es haber apoyado el TLC mientras su tío y su hermano se oponían fervientemente al Tratado con argumentos e ideas como miles de costarricenses.

Lo feo de Johnny no es hacer de San José un Las Vegas del subdesarrollo. Lo feo de Johnny no es hacer de San José una ciudad donde conviven torres de apartamentos de 400 000 dólares y piedreros durmiendo en las aceras. Lo feo de Johnny no es hacer un anuncio que dice “Contráteme”.

Lo verdaderamente feo de Johnny Araya es que a pesar de todos los millones gastados en comunicación e imagen para revalorizar a Liberación y afirmar su voluntad de cambio, nadie le cree.

Luis Adrián Mora

Luis Adrián Mora es profesor adjunto e investigador en la Universidad de Costa Rica.  Miembro del consejo editorial de la Revista Paquidermo