Mario Redondo es un espécimen raro de política parlamentaria. Mientras otros diputados llegan a su curul “debiéndolo” a la nominación de un candidato presidencial o al empuje de una tendencia política, Redondo llega libre. Él fundó su partido, él lo preside y él fue su candidato. Además, tras 16 años de caminar por el Congreso, llega con ventaja tras haberlo presidido hace once años.
El cartaginés llega sin deudas, conoce las reglas del juego y tiene cómo moverse. Es el líbero en Cuesta de Moras.
El pasado 10 de julio, durante la presentación de una moción de revisión para decidir si era necesario interpelar al ministro de Ambiente y Energía, el presidente legislativo Henry Mora fue interrumpido desde el fondo del plenario por el diputado cartaginés Mario Redondo.
“¿Por quién está firmada (la moción), Presidente?”, preguntó Redondo.
Mora intentó explicar que la firmaba la legisladora Emilia Molina, del Partido Acción Ciudadana –quien la había retirado segundos antes–, y Óscar López, de Accesibilidad sin Exclusión –quien la presentó oralmente, sin su firma–, pero no convenció a Redondo. El legislador de Cartago pidió un minuto de receso, caminó hasta el escritorio del Presidente y la firmó él mismo.
Durante unos minutos, Redondo habló a favor de la interpelación, recriminó a los 28 diputados que la rechazaron y luego cedió 10 minutos al libertario Otto Guevara. El debate estaba reactivado.
Tras su regreso al Congreso, Redondo ha jugado un papel particular: la facilidad de maniobra de ser diputado “unifraccional” se suma a la experiencia de 16 años de pasillos legislativos (12 de asesor y 4 de diputado).
Redondo ocupa la única curul que ganó su partido Alianza Democrática Cristiana (ADC), de Cartago, y llega sin la presión de una dirigencia nacional (él preside el partido) o un jefe de bancada, pero con la ventaja de haber presidido el Congreso anteriormente, un mérito que comparte con Antonio Álvarez Desanti (1995-1996).
Sin embargo, ocho años después de su primera legislatura, la vida ha cambiado para Mario Redondo. De ser uno de los diputados oficialistas del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y presidir el Congreso con sus 57 diputados entre 2003 y 2004, Redondo es ahora jefe de fracción de sí mismo.
De ser uno de los diputados oficialistas del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) y presidir el Congreso con sus 57 diputados entre 2003 y 2004, Redondo es ahora jefe de fracción de sí mismo.
Años después de perfilarse como uno de los delfines políticos del PUSC y recibir las visitas en el Castillo Azul, su oficina para el 2010-2014 se encuentra atravesando el estacionamiento de los vehículos del congreso, al costado este del Parque Nacional.
“En un momento se da una crisis en el partido y fui muy crítico sobre la necesidad de reestructurar el partido y al no darse las transformaciones que yo aspiraba, decidí apartarme del partido y de la política”, explica el legislador sobre su salida del PUSC, en 2006.
COLMILLO LEGISLATIVO
Mario Redondo ingresó al Congreso a los 27 años, en 1990, como asesor. Rápidamente escaló la pirámide legislativa y para 1994 era jefe de asesores legislativos del PUSC. Así –como “un muchacho”– lo recuerda Juan Luis Jiménez Succar, diputado en ese cuatrienio y actual jefe de fracción del Partido Liberación Nacional (PLN).
“Es un muchacho inteligente, honesto y trabajador, con una gran capacidad del quehacer nacional y ahora me lo encuentro acá como compañero diputado. Juega un papel importante desde su provincia y también aquí en la Asamblea dentro de las nueve fracciones”, asegura Jiménez Succar, legislador entre 1994-1998 por el PLN.
Redondo y Jiménez son dos de los 11 diputados que regresaron a Cuesta de Moras el mayo luego de haber pasado por una curul en el pasado. Durante su primer paso por la Asamblea, Redondo presidió cuatro comisiones –una por cada año– que vieron las propuestas para un plan fiscal y luego el proyecto de ley de esta reforma.
En esos cuatro años logró que aprobaran cuatro leyes presentadas por él, entre ellas ampliar a nueve la cantidad de diputados en la Comisión de Ambiente y una ley que ayudaría al acceso a vivienda propia. Además, impulsó colectivamente otros 23 proyectos aprobados, según el portal Ojo al Voto.
Días antes de que iniciara la actual legislatura, Redondo volvió a contemplar la posibilidad de llegar a la Presidencia del Congreso. Ante la incertidumbre de si el oficialismo del PAC conseguiría los 29 votos necesarios para llegar al directorio, Redondo reiteró una y otra vez que estaría interesado en presidir la Asamblea. Finalmente, el puesto quedó en Henry Mora.
Desde mayo, Redondo ha llevado una agenda que mezcla gobernabilidad, ayudas sociales y una filosofía de vida cristiana. Propuso una reforma al reglamento legislativo, presentó un proyecto para eliminar las Juntas Directivas de las instituciones del Estado e interpuso ante la Sala Constitucional un recurso de amparo para evitar el cobro por descarga como pretendía la Sutel.
Como parte del bloque de diputados evangélicos –junto con legisladores de Renovación Costarricense, Restauración Nacional y Accesibilidad sin Exclusión–, Redondo se ha marcado como opositor a proyectos como la FIV y las uniones de mismo sexo.
“No somos un partido religioso ni confesional, es un partido que tiene su ideología y parte de esta están los principios cristianos como defensa a la vida y vamos a ejercerla cuando sea necesaria”.
CARTAGO
A falta de la presidencia legislativa, el legislador de la ADC sí logró liderar la Comisión para el Desarrollo de Cartago, una de las siete comisiones creadas para ver temas exclusivos de cada provincia.
Criado en una casa de interés social, Redondo siempre ha estado cerca del tema de la creación de residencias en Cartago. Esta presencia entre las personas que se han beneficiado por programas de viviendas en la vieja Metrópoli le facilitó alcanzar los 23.886 votos que consiguió ADC.
“Yo fui uno de los primeros que cuando inició el partido (en 2013), empezamos a tocar gente. Don Mario tiene muy buen nombre en Cartago porque ha ayudado que cerca de 8.000 personas tengan casitas”, asegura Marcos Brenes, líder local y enlace entre el legislador y las comunidades cartaginesas.
Sin embargo, Brenes –un dirigente comunal de Aguacaliente de Cartago y asambleísta del ADC– explica que a diferencia de los políticos tradicionales, Mario Redondo no pide votos a cambio de casas.
En un ecosistema donde hay que hacer un balance entre partido y electores, entre los de mi provincia y los de mi bandera, Redondo tiene una doble facilidad como legislador: es el primer diputado electo por un partido provincial –y unipersonal– desde que el Partido Acción Laborista Agrícola logró un escaño por Alajuela en 1998.
Es decir, puede al mismo tiempo legislar a favor de Cartago y a favor del ADC, del cual es Presidente y fue candidato presidencial.